Abro los ojos perezosamente. El autobús está lleno de ruido a
pesar de ser tan temprano y de que todos estamos cansados por la falta de
sueño. Las calles de Italia están abarrotadas y el sol las baña haciéndolas parecer
relucientes.
Creía que todos los que iban sentados a mí alrededor estarían
durmiendo, ya que la noche anterior nuestras partidas ruidosas de “pueblo
duerme” se habían alargado hasta muy tarde. Solo habíamos decidido parar cuando
Óscar y Magda alzaban tanto la voz que temíamos que apareciera Carlos a
regañarnos…O a hacer el Peter la Anguila, con él nunca se sabe. Además Fontao
declaró que estaba cansado de que le acusaran a él de lobo todo el rato “¿Votos
para Fontao?” y Javi no parecía muy animado después de ser asesinado diez
partidas seguidas.
Lo cierto es que me sorprende el hecho de ver a casi todo el
mundo despierto. Justo detrás de mí oigo un “¿Ah sí? Cuéntame más” y comprendo
que Héctor, Patry y Álvaro deben estar hablando de algo poco importante. Al
girarme compruebo como Patry tiene una mueca hacia Héctor. Debe andar molestándola,
como siempre. Muevo la cabeza hacia los lados apartando la vista. Esos dos se
quieren más de lo que admiten.
Como había supuesto Álvaro está con ellos hablando también.
Bueno, mejor dicho, está escuchando. Sus ojos claros no se pierden ni una
palabra dicha por los otros dos, pero decide no intervenir en su absurda pelea
y se queda en las sombras, Que típico de él. A veces me gustaría cogerle de los
hombros y sacudirle hasta que se diera cuenta de lo maravilloso que es y de lo
poco que se lo muestra a los demás.
Al lado de ellos están Carmen y Noelia. Las dos comentan algo
en voz baja para que nadie se entere. Desde mi posición no logro escuchar nada
pero puedo apostar a que Noelia está dejando caer algún “escúchame” cada dos
frases que dice. Aunque todo hay que decirlo, los “escúchame” vuelan por el
autobús, ya que Noelia se ha encargado bien de implantarnos su suaj a todos.
Mirándolas a las dos me vienen mil recuerdos de estos días,
tan recientes que es casi delito llamarlos ya recuerdos. El día que llegamos al
camping de Roma, tan emocionadas en nuestra nueva habitación, no podíamos
esperarnos por nada del mundo que el viaje fuera a ser tan fantástico. Todavía
me acuerdo como bajamos las escaleras del autobús casi corriendo y esperamos impacientándonos
hasta que tuvimos la llave en nuestra mano. Por el camino casi me caigo con la
maleta por uno de los pasillos de piedra, como me ocurrió mil veces a lo largo
de todo el viaje. Soy torpe, lo sé.
A partir de ese día, estuve al lado de mucha gente que iba
conociendo, pero Carmen y Noelia se mantuvieron cerca todo el rato y es algo
que he ido agradeciendo. Es genial poder disfrutar de un viaje tan increíble con
dos amigas de siempre. Supongo que ellas estarán ahí y que nuestras antiguas
bromas pueden seguir saliendo a flote. Carmen nunca se cansará de llamarme
Violadora, y yo de vez en cuando le recordaré a Noelia lo mucho que ella ama a
Nessie.
Las sigo mirando. Carmen frunce durante un segundo sus labios
rojos y luego estalla en una carcajada acompañada de la de Noelia, Héctor,
Patry y Álvaro. Aparto la vista de ellas dos porque siento que me he perdido el
chiste. Me vuelvo a fijar, sin embargo, de los tres que tengo detrás. Héctor me
resulta muy curioso. A pesar de ser del Butarque no me sonaba nada su cara,
pero tenía la sensación de que él y yo no tendríamos nada en común. Ilusa de
mí, porque puede que sea la persona de la excursión con la que más gustos
comparto. Ya en el autobús me quedé embobada con su música Hardcore y hasta me atreví
a preguntarle qué grupo era el que sonaba. Y con los días descubrí que le
gustaba el LoL, que veía Anime y que tenía un humor muy especial.
Nadie puede negar que sus caras son inolvidables. Y es así
porque se encarga de posar con ellas en todas las fotos que hacemos. Ahí al lado
está Patry y también tengo muchos recuerdos con ella.
El primero es sin duda la canción de Tequila, que por cierto
aún no he escuchado nunca, pero me la sé solo de escucharla a ella y a Óscar
cantando una y otra vez esa dichosa canción. Aunque siempre me acordaré de ella
como la chica de los minions. Los dos
siguen en su absurda pelea a la que se ha añadido Noelia y Carmen. Álvaro mira
por la ventana empanado. Cuantas horas habré pasado con él hablando en el
autobús. Y pensar que lo tenía siempre en el insti y nunca me había parado a
conocerlo. Ahora echo la vista atrás y me arrepiento. Pero sé que nunca me voy
a cansar de decirle lo mucho que vale y lo guapo que es, porque se merece eso y
mil cosas más. Espero tenerle a mi lado el año que viene, aunque sea solo
algunos recreos.
De repente me doy cuenta de que detrás de Las dos chicas
están Raquel y Magda sentadas. No había reparado en ellas porque están
durmiendo las dos. La Potterhead y la
chica de 20 años. Ambas me han parecido muy simpáticas desde el principio. Y puede
que no sean las dos personas con las que más me estoy juntando pero está claro
que tampoco me voy a olvidar de ellas. De Raquel me acuerdo mucho de sus
conversaciones sobre Harry Potter, de la araña terrorífica de su habitación y
de sus sonrisas contagiosas.
De Magda…bueno de ella me acuerdo sobretodo de su forma de
hablar. Sus imitaciones de Carlos son las mejores. Y siempre recuerdo esa
dedicatoria preciosa que escribió en el libro de profesor de Pablo.
Decido dejar de ponerme melancólica y miro hacia delante. Pero
justo delante de mí está Aza durmiendo y me vuelven los recuerdos. Al nombrar a
Aza lo primero a lo que debería hacer alusión es a las tremendas fichas que
lanza y que tanto cachondeo nos ha causado, pero no es el primer recuerdo que
me viene de él. Le veo en la puerta de nuestra cabaña pidiéndonos que le
guardemos el alcohol en nuestra nevera. Y luego le veo poniéndose nervioso al
tener a Estrella en el saloncito con la botella en la mano.
De Aza además tengo mil imágenes llamando la atención de
maneras inimaginables y cuando le pregunto a alguien porque es él el que
siempre destaca, todos me dicen “Es Aza” como si eso fuera lo más lógico.
Aunque sin duda lo más gracioso que recuerdo de él es verle tendido en nuestra
cama con su metro ochenta que le quedaba demasiado pequeña y los pies se le
salían.
Lo cierto es que esa noche no fue el que más malparado salió
porque el pobre Fontao durmió en el sofá. Y hablando de Fontao, está justo al
lado mío. Con él va Nerea, que está dormida apoyada en su hombro. Oscar es el
que va a mi vera, hablando con el chico de algo a voz de grito. Y justo delante
de ellos van los dos que faltan. Una cabeza rubia se asoma por encima del
asiento, y está claro que solo puede ser de una persona.
Me inclino para observar a la parejita, pero me llevo una
sorpresa al ver que ninguno está dormido. Sonrío al verlos sonrientes y cogidos
de la mano, ruborizados los dos. Son tan monos que vamos a acabar todos
vomitando arcoíris al verlos. Irene y Javi están hablando en voz tan baja que
sería imposible saber lo que dicen aunque estuviera justo al lado de ellos.
Me encanta verlos tan juntos, puesto que les estoy cogiendo
mucho cariño a los dos. Con Irene, por ejemplo, me da la misma sensación de
arrepentimiento que con Álvaro. La tengo al lado en el instituto desde hace un
montón pero nunca me había dado cuenta de lo genial que era. Creo que debo
confesar que en algunos aspectos Irene me recuerda un poco a mí misma. Y es
tímida, pero en realidad mucho más especial de lo que deja entrever a simple
vista. Y me acuerdo mucho de esas
canciones a todo volumen por las calles de Nápoles, en las que Irene parecía cantar
bajito igual que yo, pero en las que acabábamos gritando con Óscar, Noelia y
todos los que se unían.
Javi, aunque él no lo crea, también es absolutamente
especial. Que decir que su altura llama mucho la atención pero no es lo único,
y por supuesto no solo me ha ocurrido a mí. Está claro que llama la atención de
más de una, puesto que es mucho más guapo de lo que él mismo se reconocería. Así
mi consejo es que lo agarres bien, Irene, que no se te escape porque vale muchísimo
como persona, y eso lo he podido ver en solo nueve días.
Pero lo que no olvido es que me debe un baile. Y eso lo sabe
él muy bien, y espero que no se le olvide. Aunque que decir que tengo parte de
culpa en no haber bailado con él, y es que esa discoteca me imponía y me daba
algo de vergüenza pedírselo.
Y el pobre López ha pasado mucho, eh, que ha muerto docenas
de veces en este viaje, y las que le quedan al pobre. Esas partidas son muy
divertidas, y espero que no se acaben aunque el viaje llegue a su fin. Me enorgullece
decir que yo di la idea de jugar a “pueblo duerme”.
La única pega que le puedo poner a esta gente es la música.
Saben de sobra todos ya que lo que ellos escuchan no es lo mío pero se han
esforzado mucho para pegarme bien el dichoso “plakito” ¿Verdad, Javi y Óscar? Y
qué decir de la famosa canción del “Escuchameeee, dime que en tu cama esta mi
nombre…”
Aunque el que más me ha dado por saco con la música es sin
duda el amoroso Fontao. Debo confesar que la primera vez que lo vi pensé que
era un cani, y bueno, a día de hoy lo pienso, pero solo un poco. Da una
impresión muy distinta a como es en realidad, porque a mí me pareció un chico
duro y luego resultó que era mucho más dulce por dentro de lo que aparentaba. Y
recuerdos de él, a parte de su imagen durmiendo en el sofá, es verle todas esas
veces que ponía música y cantaba poniendo unas caras muy graciosas. Fontao lo
da todo cuando canta y me hace mucha gracia. Y esas frases suyas de “¿y esta?”
se me han quedado grabadas en la mente.
Cuantos recuerdos en tan poco rato. Y pensar que fue hace tan
poco esa primera comida, en la que les cobraron los cubiertos a Magda y a
Carmen. Quedó claro que Magda iba a contárselo hasta a sus nietos. Aquella
comida en la que Aza y Óscar bebieron vino y a este último se le subió tanto
que se iba apoyando en mí del mareo.
Al recordarlo, le doy sin querer un codazo a Óscar, y este se
da la vuelta para mirarme.
-¿Qué pasa?
Giro la cabeza hacia los lados, diciendo que no, y él vuelve
a su conversación con Fontao, pero apoyando su cabeza en mi hombro. No hay
palabras exactas para describir lo especial que se está haciendo para mí este
chico. Y ni siquiera puedo explicar porque, puesto que él y yo no tenemos
demasiadas cosas en común. Tal vez haya sido por su personalidad arrolladora y
su carácter infantil, o tal vez por esos abrazos y esos “Bu” cuando no sabíamos
que decir. Supongo que nunca había conocido a nadie tan cariñoso y a la vez con
una personalidad así.
Pero creo que Óscar ha sido para mí una de las personas más
especiales que he conocido en este viaje, y es decir, porque he conocido a unas
cuantas la mar de especiales.
Una de las cosas que más recuerdo de él es verle en la discoteca
del barco, con una sonrisa en la cara y bailando con cualquier chica que se le
acercaba demasiado. También le veo a mi lado esas dos noches que dormimos como
sardinas en lata en las cuatro camas de su habitación.
La verdad es que este viaje está siento tan inolvidable que
ya me está doliendo la ausencia de él. Porque está claro que cuando acabe todos
estaremos deseando que vuelva a empezar y eso no será posible. Asique espero
que todos sigamos en contacto, que nos unamos más y que el día de mañana nos
apetezca a todos dar una vuelta por Italia…o por cualquier otro país que
queramos ver.
Pero esta vez sin profesores que paren a rezar en todas las basílicas,
o que hagan el Peter la Anguila y nos llamen como cabras. Esta vez solo
nosotros, para poder gritar todo lo que queramos con nuestro juego de cartas.
Aparto a Óscar y me recuesto contra la ventana. A lo lejos
veo que Héctor y Patry ya no discuten, y que Magda y Raquel se han despertado y
están hablando con alguien que no conozco. Fontao ha despertado a Nerea, para
preguntarle alguna cosa que le urge saber. Irene y Javi siguen haciéndose arrumacos
y hablando en voz baja, y Óscar mira a su amigo rubio con cara de cabreo.
-Deja de mirarlos que los vas a desgastar –le aconsejo a Óscar.
Aza sigue durmiendo pero ahora está apoyado en su amigo
Pablo, y Carmen y Noelia están escuchando música y durmiéndose. Seguro que
Carmen ha puesto Pablo Alborán. Óscar se
calla y refunfuñando se apoya en mi otra vez.
Y cierro los ojos y acunada por los recuerdos me voy quedando
dormida deseando en vano que este viaje no se acabe nunca y que estas personas
tan maravillosas sigan siempre a mi lado.
Os quiero mucho más de lo que esperaba querer a nadie en tan
poco tiempo, chicos. Con Cariño
Marta
“Dedicado al fallecido 800 veces Javier López, al suaj de Noelia, a la
Magda de 20 años, a la araña de Raquel y al bidón de palomitas que anda perdido
en algún rincón de la habitación de Héctor”