miércoles, 4 de diciembre de 2013

De broma en broma...y tiro porque me toca

Sí, con ella siempre estás de risas. Bueno, puede que tenga sus momentos serios, pero adora bromear.
Ahora camino con ella por la calle, un viernes por la tarde. La observo mientras anda con sus zapatillas estilo converse y sus vaqueros negros. Luego miro su camiseta con estampado de leopardo. Lleva el pelo largo de color castaño oscuro, recogido en un moño mal hecho, porque tiene mucho calor, y lleva las puntas rubias, al estilo californiano.
Ese es su estilo. No es mi favorito pero a ella le queda bien.
Va mirando al frente, mientras me cuenta alguna historieta riéndose, y aunque yo lo la este escuchando en ese momento, imagino sobre que habla. Sus ojos son pardos, desde mi posición los veo marrones, pero sé de sobra que desde otros ángulos se ve de un precioso verde oscuro.
Con todo eso, es bajita. Ella me ha demostrado muchas veces que las pequeñas pueden ser matonas, porque ella tiene una mala leche impresionante. Bueno, a veces se enfada por razones muy estúpidas  y yo no la entiendo.
Pero ahí estoy yo para aconsejarla aunque no me haga ni caso. Vuelvo a pensar en que sus bromas y me doy cuenta de que ella ha parado de hablar.
Me mira fijamente.
-Marta ¿No te ríes? –me pregunta.
-¿Qué? –digo estúpidamente
-Estaba contándote como ha hecho el ridículo Marta punto en clase de lengua ¿No te ha hecho gracia?
Yo solo asiento mientras ella retoma su relato entre risas.
Risas.
Con ella nunca faltan. Cuando algo le hace gracia puede tirarse horas riéndose sin parar. Todavía recuerdo aquella vez que hablamos de “la pareja Taperware” y ella se tiró al suelo a reírse aunque estábamos en medio del patio del recreo y todos la miraban.
En otra ocasión empecé a contarle  chistes malos en mi casa y ella se pasó riendo la mitad de la noche porque las chinches se quieren “chincheramente” y el jaguar te dice “Jaguar you?”
Desde que se junta más con Marta punto no dejan de bromear en ningún momento. Estar con ella es un cachondeo constante. Todavía no me ha quedado claro si su nuevo nombre es Tiffani o Quasimoda, o cual de las dos va a irse a freír frijoles.
Con toda su tontería yo la quiero mucho.
Ella se gira y me vuelve a mirar.
-Marta tía ¡No me estás escuchando! –me dice indignada
-Que sí, que estás hablando de el ridículo de marta punto…
-¡Hace media hora que te estoy hablando de mi pelea con mi hermana!
La miró con carita de ángel al darme cuenta de que me a pillado pasando de ella.
-Pero te quiero –replico
-No, en realidad me amas –me dice
-Sí, ya.
Y puede, solo puede, que sea la primera vez que se lo digo sin ironía, porque es mi amiga desde hace muchos años, y casi siempre a estado ahí, aunque sea para dar la murga.


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