martes, 4 de noviembre de 2014

Querida amiga:

Hace tiempo me preguntaste porque cuando escribía sobre alguien, solo hablaba de sus cosas buenas. Y ¿Qué quieres que te diga? Lo cierto es que es la única parte que yo veo en las personas sobre las que escribo. Y puedes pensar que idealizo a toda esa gente, pero la realidad es que cuando me decido a escribir sobre alguien es porque esa persona es importante en mi vida.
Asique no he podido resistirme a hablarte de él. Me preguntarás que tiene de especial, pero no sabría responder a eso. Simplemente creo que casi sin enterarme me cruzado con una persona que realmente vale la pena y aunque me fastidie admitirlo, he tardado más de lo que debería en darme cuenta.
Porque es posible que al principio no viera nada especial en él. Puede que entonces solo fuera “el chico de mi clase” porque, sí, es lo que tú estás pensando, era el único.
 Pero yo le observaba allí metido en una clase llena de chicas ruidosas. Él, con su ropa oscura y su mirada ausente, sentado en un rincón.
A mí me daba la sensación de que, aunque parecía no enterarse de nada, en realidad se enteraba de todo. Pero era solo una sensación, posiblemente sí que estuviera en su mundo.
Entonces empecé a conocerlo ¿y sabes qué? Me fui dando cuenta poco a poco del tipo de persona que se escondía tras ese pelo largo, esas camisetas de grupos heavy y esas gafas oscuras. Me senté a su lado en clase de inglés y para mi sorpresa teníamos más en común de lo que me pareció en un principio.
Desde entonces puedo decir orgullosa que he aprendido mucho de él, y aún hoy lo sigo observando cuando no me mira, porque sé que todavía hay muchas cosas más que puedo aprender.
Y me pregunto si estaría dispuesto a seguir enseñándome, por ejemplo de música. Si volverá a gastar una tarde entera en ponerme videos de sus grupos favoritos y en contarme datos curiosos sobre ellos. Entonces, como aquella tarde, le veré contento, con una sonrisa de felicidad y con los ojos brillándole al ver al guitarrista de Avenged Sevenfold pasear sus dedos por las cuerdas.
Yo le agradezco que me enseñe todas esas cosas y sobretodo que para ello pierda su tiempo. Porque cualquier otra persona pasaría, pero él es de las pocas que no.
Es tan entregado con sus amigos que en más de una ocasión me ha sorprendido. He llegado a tener la sensación de que se preocupa más por todos nosotros que por sí mismo. Hay gente que le describiría como “demasiado bueno” y lo cierto es que estoy de acuerdo con esa descripción.
¿Sabes porque te cuento todo esto a ti? Porque creo que él es tan bueno que no aceptaría todos los halagos que le diría si tuviera oportunidad. Una vez le pregunté cómo se describiría pero no fue capaz de contestarme, porque yo creo que es muy humilde y aunque sabe lo bueno que es, no puede admitirlo en voz alta.
Pero en el fondo lo sabe. Y yo me prometí un día que iba a conseguir que se sonrojara. ¿Crees que se sonrojaría si leyera esta carta? Espero que no se te ocurra enseñársela, porque algún día todo esto se lo contaré yo.
O quizás se la enseñe.
Si supiera que va a leer esto, le diría gracias. Y sí, ya sé que lo digo demasiado y que a veces incluso suena cansino, pero es que me siento agradecida.
Agradecida de que él confíe en mí, agradecida de que me considere una amiga a la que le puedes contar cualquier cosa.
Y también le diría que no se infravalore, porque es una persona que vale mucho, aunque él no lo admita.
Que vale demasiado me atrevería a decir.
Y no sé si con todo esto te queda claro cómo es mi amigo, pero por lo menos sabes cómo lo veo yo. Es una de las personas a las que más quiero, y espero que lo siga siendo mucho tiempo.
No quisiera perderle. Pero no te pongas celosa, que a ti también te quiero
Un abrazo
MW




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